….Su abuelo sonreía como un niño pequeño, como un adolescente feliz, como un estudiante fervoso, como un soldado valiente…..(El corazón helado. Almudena Grandes)
El traqueteo del metro y el posterior frenazo brusco me devolvió del libro, me escupió de la historia, de la sucesión de imágenes. De otro libro más de la guerra civil.
Y otra vez esa sensación rara en el estomago y esta vez no era jueves y no era culpa del restaurante chino. Cerré el libro y volví a viejos pensamientos. Me costaba volver a ponerle cara en mi mente, pero menos mal que sus historias siguen aquí. Y seguí pensando y junte varios recuerdos de los dos, de la forma en la que vivieron la guerra civil y que hacía que el libro fuese tan familiar.
Me acuerdo haber paseado una única vez mi abuela por Madrid, recorrer la Cava Baja (por su barrio como ella lo llamaba) por delante de ella mientras en su cara aparecían todo tipo de recuerdos. Me conto como su gato le calentaba los pies y le acompañaba en los bombardeos de los franquistas. Como después de muchos días sin comer pudo comerse una sopa caliente con algo de carne y como desde ese día su gato no volvió a casa. Me describió lo peor del ser humano, de las desapariciones en las corralas de gente de un bando y al día siguiente del otro. Ojo por ojo, diente por diente. Pero ella no quiso contarme nada mas, callándose muchos de sus miedos y experiencias.
El otro extremo y como siempre el lado feliz. Mi abuelo, el vividor y juerguista. El que vivió la guerra en el bando franquista. Que se alisto para que su hermano pequeño no fuese llamado a filas y que como sabía escribir a máquina se pasó metido en despacho sin entrar en batalla, y que tiró una única granada al fin de la guerra porque no había metido un tiro en toda la guerra. Y el claro que sí te contaba historias de la guerra…sin problema!! Como no te iba a contar que se jugó el dinero, de las botas de las tropas que venían de marruecos, a las cartas con sus amigotes. O que estuvo en búsqueda y captura porque se fue del cuartel sin avisar. Y te lo contaba sin más con su sonrisa y te decía “Solo fui a visitar a mi madre a Segovia” y por qué tardo tanto tiempo en volver al cuartel, es una de las preguntas que nos hacemos en la familia (con que chica se encontraría en el camino de vuelta!!!).
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